lunes, 13 de mayo de 2013

La justicia al final

Ayer por la mañana me sobresalté por dentro cuando en la radio escuché una noticia que tuve que reconfirmar después en otros medios por lo inverosímil de su naturaleza.

Es difícil decir que uno se encariña con algún personaje a quien no ha conocido nunca pero a veces pasa.
Cuando oí que Constantino Romero había muerto no pude evitar apenarme del modo ése que uno se apena cuando, sin darse cuenta, le había tomado aprecio a alguien desconocido.

En cuanto supe la noticia me vino inmediatamente a la mente el programa ése que él conducía cuando llegamos a España y en el que la tele nos hacía gran compañía y nos enseñaba a diario un poquito de cómo era éste país, 'El tiempo es oro'. Esa carrera frenética por la enciclopedia de papel, que hoy en día carecería de todo sentido, era un verdadero sprint de conocimientos que presagiaba que la urgencia y necesidad de saber pronto pasarían a otro plano.

Ese hombre semigordito de voz absoluta y profundamente seductora (miren a Clint Eastwood en Los puentes de Madison y díganme que no es así), nos sorprendió yéndose sin saludar. Será que era poco conocida su enfermedad o será que no quiso él llamar para avisar, otro símbolo más de esa elegancia que le salía por la garganta más que por la imagen.

Hoy supe que soplaba alguna respuesta furtiva a los concursantes cuando nadie le miraba para echarles la mejor de las manos, que cenaba con ellos siempre que podía y que, a pesar de su fobia a la fama, era más que educado con quienes se acercaban a él en busca de autógrafos. Que era creativo hasta quedársele pequeño un simple papel de presentador y que sus dotes estaban realmente en la interpretación.

Pero lo más curioso de todo es que, buscando saber más sobre su ida, encontré la foto en la que, a mi juicio, queda patente que su atractivo físico se había llegado a poner a la altura de su voz justo ahora, al final de su vida. Paradójicamente su edad más madura, aunque tempranísima para morir, le había otorgado haciendo justicia, la imagen que se merecía de hombre sabio e interesante a la vez.

Constantino Romero

1 comentario:

  1. Se ha ido un grande. Siempre recordaré su grandioso trabajo doblando a Mufasa en el Rey León. Lo cierto es que fue como el buen vino, mejoró con los años, ¡sin duda!

    Besos

    ResponderEliminar

Blogging tips