lunes, 25 de marzo de 2013

Ayer lloré de pena y de risa

Sí, de pena. Esa es la peor parte. De verdad que me tocó el alma. Una persona cuya única posible fortuna podría haber sido perder la cabeza pero no, en sus cabales. Durmiendo o intentándolo en el habitáculo de un cajero automático a las seis de la tarde. Con la voz sin pausa de una radio por única compañía y un rollo de mantas y abrigos por mobiliario. Imagen desesperanzadora como pocas. Enternecedor el hecho de que junto a él hubiera un envase de leche entera y algo que parecía cacao. Todos hubiéramos pensado que el vino casaba más con la situación, pero aseguró que no bebía. Nos lo contó cuando nos dirijimos a él para cerciorarnos de que estaba... "bien". La conversación fue corta pero me desgarró por dentro. Pidió perdón por estar recostado y se sentó para responder a nuestras preguntas. Preguntas que sólo pretendían acompañarlo en su triste existencia durante breves instantes. Hablaba claro y con cordura, eso es lo más triste. Dijo que el dinero que le dimos serviría para tomar o comer algo y comprar pilas para la radio. No bebo, eso no, pero sí que tengo el vicio de fumar, nos contó.

Y lloré. Lloré porque la vida es injusta y nadie merece no tener un colchón, calor o un alimento. Lloré porque eso pasa en una calle cercana a la de gente que recorre media ciudad en un BMW en busca de un papel pintado importado para su comedor donde cena solomillo con foie. Lloré porque gente así es invisible aunque nos corte el paso sin querer. Lloré porque no supimos más que ofrecerle unas monedas para facilitarle la tarde, que no alegrársela. Para eso sólo le dimos un poco de conversación.

Y quizás lo que más me hizo llorar fue que íbamos de camino al teatro. A ver comedia.
Y lloramos de la risa.

¿La vida es una paradoja o sólo me lo parece a mí?

6 comentarios:

  1. qué agradable saberse conmovida por esta situación.

    ResponderEliminar
  2. Una paradoja terrible.
    Qué bien contado, se me han puesto los pelos de punta. Hace poco también yo tuve una situación parecida, en este caso era una pareja joven, los dos compartiendo mantas y cartones. Me dejó el corazón en un puño. Buena reflexión, Mariana. Un beso

    ResponderEliminar
  3. ¿Paradoja? Yo más bien diría que la vida es una mierda... vete a saber, igual el pobre hombre lo tenía todo hasta hace poco... y lo que más miedo me da es que cualquiera de nosotros, puede verse así no dentro de mucho. Es penoso.

    Besos!

    ResponderEliminar
  4. Vengo con las prisas, como siempre, pero con la firme promesa de leerme tu blog de arriba abajo en cuanto calme mi vida.
    Vengo sólo a decirte que tu comentario me ha emocionado. A mí y al mister, que es un sensiblón. :-P
    Niña, es el comentario más bonito que me han hecho nunca. En dos años de blog. Te lo juro.
    Mil gracias y aquí tienes una seguidora más. Espero tu visita y yo te visitaré a menudo y te saludaré siempre.
    Gracias, guapa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué divina! muchas gracias... me ha hecho muchísima ilusión tu comentario.

      Eliminar
  5. Puff, se me estrujó el corazón, y sí que pasa y mucho, pero vivimos tan egoistas que seguimos de largo, o al doblar la ezquina el olvido se adueña de nuestras cosas y parece que solo fue un momento triste que en el otro es un presente constante!!! Que hacer! Me llegó mucho tu narración, te dejo un abrazo gigante... Te sigo, Eri

    ResponderEliminar

Blogging tips